
Todo empezó hace siete años, cuando me despertaba de madrugada con rigidez en las muñecas. Los médicos lo achacaban a una tendinitis, tardaron dos años en descubrir que era artritis reumatoide.
Entonces era joven y, cuando hablaba con la reumatóloga de tener hijos, me respondía: “Ya veremos”. Nunca me planteé que la enfermedad fuera a frenarme hasta que me casé, me quedé embarazada y tuve un aborto. Ahí sí que me cabreé con la enfermedad, con el mundo entero.
A los seis meses, me volví a quedar. Tenía miedo: ¿y si volvía a tener otra crisis como la que ya había tenido? Me preguntaba cómo se me había ocurrido meterme en esto… pero yo a por todas, la artritis no me iba a frenar. Empecé a buscar información, pero no encontraba nada, nadie que contara su experiencia…
El embarazo fue fenomenal porque se fueron todos los síntomas. Y mi hijo nació sin grandes problemas, aunque sólo tuve el seguimiento normal del embarazo, nada especial.
Al cuarto o quinto mes me empezaron otra vez los dolores, pero yo estaba feliz porque, con la medicación, podía atender al bebé. También es verdad que era un niño súper bueno y nos lo puso fácil. Decidí no dar el pecho, y lo único malo era que tenía que dar explicaciones a todo el mundo de por qué.
Decidí repetir y nació mi hija, y ya con ella lo que dijeran otros me daba igual, iba más a mi bola.
Me encantaría tener el tercero, y la realidad es que cuesta. Ya de normal cuesta pero, con esta enfermedad, más. Con el embarazo, te entran muchos miedos: a que ellos tengan la enfermedad, a que no puedas cuidarlos, pero si no es la artritis, será otra cosa, todos tenemos algo.
Cuando comento con los médicos la idea de tener un tercer hijo, a veces te desmotivan, te preguntan: ¿No te quedas contenta con uno, con dos? Pues no. En ese sentido, hay que decir que se puede, que cuesta, pero se aprende a vivir con ello, y vamos a tirar para adelante. Esta es la vida que he querido tener siempre, al menos en una parte que era la de tener hijos.
Hace un año empecé en Instagram y fue cuando contacté con madres con artritis, como yo. Echo de menos que se monten grupos de gente joven explicando cosas como la maternidad, por ejemplo. Todo eso se podría hacer a través de los hospitales, porque encuentro poca información sobre temas que nos preocupan a las personas jóvenes y en las asociaciones, hay mucha gente que ya no está en esa etapa de la vida.
¿Qué le dirías a otras pacientes?
Es difícil vivir con la enfermedad y todo cuesta, pero se aprende a vivir con ello y a tirar para adelante.
ES-N-DA-RH-1900005