
Me llamo Laura y mi caso es algo especial, ya que, aunque he visto a mi padre toda mi vida con una enfermedad reumática, por el simple hecho de ser mujer y joven, los médicos descartaban constantemente el diagnóstico de mi espondiloartritis axial.
Me costó 3 años conseguir ser derivada por fin a un reumatólogo, cuando en mi casa había visto de sobra los síntomas.
Cuando me quedé embarazada por primera vez, la única opción que me dieron fue dejar completamente la medicación. Así que vinieron los brotes, por los que tuve que ir al hospital a que me sacaran líquido de las rodillas. Y aparecieron nuevos miedos y muchas más dudas: ¿Saldrá bien? ¿Podré cuidar de mi bebé? ¿Podré dar el pecho? Sintiendo impotencia, tuve que luchar hasta para conseguir la epidural, pues el desconocimiento hacía que me la negaran (por precaución).
La gota que colmó el vaso fue que se me diagnosticaron uveítis, pero al menos sirvió para que por fin le pusieran nombre a mi enfermedad: espondiloartritis axial.
Aun así, reuní el valor suficiente para tener otra hija y hoy en día estoy perfectamente controlada gracias a mi reumatólogo.
Así que, después de todo esto, tengo un mensaje para todas las mujeres que quieran ser madres, independientemente de su enfermedad: ¡ADELANTE!